domingo, 28 de octubre de 2012

Un juguete viejo

En esta entrada quiero compartir una pequeña historia escrita al vuelo hace escasas horas. La historieta me ha venido a la cabeza, al ver la fotografía de una fotógrafa y nueva amiga de twitter y este blog: Fenix. 
El nombre que se me ha ocurrido es "Un juguete viejo".  Es una situación que bien puede pasar a un juguete, o a cualquiera de nosotros... si es que no nos ha pasado ya.
Es una historia cortita y tontorrona, pero confío en que os guste.




UN JUGUETE VIEJO

Frío... humedad... a penas puedo ver nada; y eso que mis ojos siempre están alerta y bien abiertos. Me siento incómodo, pero allí en lo alto puedo ver una luz. Tal vez pudiese encaramarme entre todo este barullo para averiguar donde me encuentro... tal vez si pudiese moverme, pero no tengo fuerzas, ninguno de mis miembros obedece mis órdenes y poco a poco noto como empiezo a desvanecerme. Sólo me quedan fuerzas para imaginar...

Hasta hace no mucho tiempo era feliz y me sentía querido. Yo era su juguete favorito, esperaba ansioso el momento en el que me sujetara entre sus brazos y con su pequeña mano me hiciese hablar, provocándole lágrimas de risa una y otra vez... una y otra vez... Por increíble que parezca, en mis ojos sin vida prendía una chispa cada vez que aparecía por el cuarto en dirección a mi.

Agua... ahora parece que empieza a llover... ¡¡ya se donde estoy!! Mi cuerpo mullido empieza a absorber el agua mezclada con los restos de comida que resbalan por las bolsas.

Pasé mucho tiempo a su lado, disfrutando de un sitio privilegiado en su corazón, colmándome de besos y caricias. Aunque a veces mi porte de duro cow-boy quedaba en entredicho al "plantarme" algún accesorio de otros muñecos, pero a mi no me importaba mientras escuchara su risa. Siempre fui un compañero fiel, tolerante y comprensivo.

Siento el frío... mis manos rígidas empiezan a retener demasiada agua, y para colmo de desgracias, mi sombrero se ha perdido entre toda esta basura.... Eh, no está perdido, lo puedo ver allí abajo, tal vez si se soltase una de mis piernas podría alcanzarlo.... vuelvo a recordar:

Como cualquier otro día, vi como se acercaba hacia mi y mis ojos brillaron de alegría. Como cualquier otro día, me tomó entre sus manos. Como cualquier otro día... ¿eh? Esto no lo ha hecho nunca. Me ha metido en una bolsa oscura y llena de cosas. En un principio supuse que sería un nuevo juego, pero después de mucho traqueteo y de quedar sepultado entre una lluvia de objetos, entendí que no, que ya no habría más juegos. Se había cansado de mi...

Lo siguiente fue despertar y sentir frío. Ahora, una gota resbala por mi ojo a modo de lágrima... Que adecuado para este momento, pero... ¿Podré llorar? ¿Por que no? En su tiempo mi mirada parecía que se iluminaba... ¡Y quiero que nunca se apague!
Mi pierna se ha soltado de esa caja... parece que el cartón es menos resistente que yo a la lluvia. ¡He conseguido meter el pie en la copa de mi sombrero! ¿Tendré todavía fuerzas para acercármelo a la mano y ponérmelo? ¡Si! Me ha costado un montón, pero he conseguido ponérmelo. Al final, mi "corazón" y mi sombrero, son las únicas cosas que tengo.

Noto como las fuerzas se me escapan... pero oigo voces... ¡Tal vez tenga otra oportunidad! tengo que emplear mis últimos esfuerzos en hacerme oír. ¡Seguro que si me ven, les gustaré!
¡Calaré mi sombrero, y mis ojos brillarán como nunca!



3 comentarios:

  1. Me ha parecido un relato precioso, y encima escrito un poco de manera espontánea. Transmite mucha tristeza pero en el fondo una fuerza positiva que anima a seguir adelante... Inevitable pensar en aquellos juguetes que nos encantaban y que acabamos tirando, pobres... Y la foto, llena de vida...
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Vir!!!
      Si, eso es seguro... fue totalmente espontáneo. No quiero entrar en interpretaciones, ni en segundas lecturas ni cosas raras, pero si es cierto que a veces nos toca sentirnos como juguetes viejos, olvidados... pero hay que seguir adelante, tener nuevas oportunidades y buscar nuestra felicidad, dejando un poco de lado las malas experiencias anteriores.
      Tienes razón... da penilla recordar aquellos juguetes, la verdad.

      Besotes para ti también.

      Eliminar
  2. A veces que se cansen de uno se puede confundir con que nosotros mismos tiremos la toalla y no luchemos por lo que un dia significó tanto en nuestras vidas.No luchar por lo que o por quien se quiere es muy triste,mucho más cuando se sabe de sobra que la victoria sería nuestra y la dejamos pasar.Saludos

    ResponderEliminar